IN MEMORIAM

  Dícese de la MEMORIA que es “la capacidad de recordar” o bien “la imagen o conjunto de imágenes de hechos o situaciones que quedan en la mente”.

   El halo de recuerdos que vienen a ocupar nuestro sentir, en cada una de nuestras Semana Santas   vividas, nos debe llevar a  evocar a cada uno de nuestros  Hermanos, que algún día en el pasado,  iniciaron el encuentro hacia nuestro Señor.

   Los Hermanos Difuntos del Santísimo Cristo del  Sepulcro, han sido y seguirán siendo, un referente para todos los que aún permanecemos inmersos en menesteres terrenales. Ellos fueron para nosotros los verdaderos inculcadores de  grandes valores, como la Fe, tan necesaria  para que nunca pare el motor que hace funcionar a nuestra querida Hermandad.

  Tantos y tantos Hermanos que dejaron sello de su trabajo bien realizado, altruista y generoso y que allanaron el camino, para que otras generaciones pudiésemos seguir trabajando. Gracias por dejarnos pilares tan robustos sobre los que poder apoyarnos y continuar construyendo.

  Cuantas veces nos hemos visto reflejados en el    cristal, de este sepulcro maravilloso, contemplando la talla de Nuestro Cristo; que desde hace 75 años y a los sones del “Adiós a la vida”, nos ha hecho expulsar una tímida lágrima. Mientras el corazón se encoge de emoción, en la mente se nos dibuja el    recuerdo de nuestros seres queridos. Aquel Padre, que orgulloso corría a inscribir a su hijo en la hermandad , nada mas nacer. Ese abuelo, que cada año cogido de la mano,  acompañaba a su nieto cada Viernes Santo. La madre abnegada, que cada Semana Santa, se ocupaba de no descuidar ningún detalle en la indumentaria nazarena, ese tío, amigo, vecino.... ese Hermano que ya no está.

   Tantos y tantos cofrades "negros", que alguna vez o muchas veces, se ocuparon y se preocuparon de la Hermandad “Santísimo Cristo del Sepulcro. Todos aquellos que dedicaron su tiempo para trabajar de forma tan altruista y generosa. Hagamos que esa lágrima derramada por todos ellos, tras haber recorrido nuestra mejilla y desaparezca, no caiga en el olvido. Por honor a su memoria, mantengamos vivo su recuerdo.

  Que agradecidos nos debemos sentir, cuando todos nuestros ancestros Hermano, lo dieron todo para dejarnos este gran legado. Ahora nuestra finalidad será seguir manteniendo la herencia recibida y custodiar todo aquello que nos ha sido dado, con el mismo esmero que ellos en el pasado demostraron.

   Nosotros también  algún día, elegiremos nuestra túnica negra, como última prenda. Algún día, procesionaremos todos juntos, hacia el encuentro de nuestro Señor Jesucristo y caminaremos con  nuestros seres queridos en busca de la luz de la Resurrección.

Rosa Amelia Terriza Campillos


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