CUARESMA CON LOS NEGROS
La Piedad y el Cristo del Sepulcro son dos de los grandes temas iconográficos del cristianismo y los emblemas de nuestra cofradía. Por eso mismo cabe acercarse un poco más a sus detalles y conocer mejor el patrimonio que conservamos.
La talla de nuestro titular, el Santísimo Cristo del Sepulcro, corresponde al modelo iconográfico del Cristo yacente. Pese a que los cristos yacentes son tallas atestiguadas desde los primeros tiempos de la Iglesia, a lo largo de los siglos en las cofradías pasaron a llamarse Cristos del Santo Sepulcro por la función que desempeñaban para con sus fieles. Por su advocación son protectores de los difuntos y recuerdan el episodio tan significativo de la Pasión que es la muerte. Pero el programa iconográfico de nuestro paso titular va más allá. Se trata de un Cristo no cruento, pese a las cinco llagas marcadas, y de gran carga emotiva. Posee una de las urnas más espectaculares de la imaginería por las estructuras arquitectónicas que la constituyen, especialmente las columnas salomónicas (eternidad) de las esquinas. Encontramos también dos ángeles custodios, de trazo apolíneo y gran expresividad, que sostienen y portan el Sepulcro. Remarcan la conexión con el Cielo, así como simbolizan la entrega del mensaje divino. En cuanto a los soldados dormidos su presencia deriva del evangelio de San Mateo y se atestiguan guardando tallas del Sepulcro desde el arte paleocristiano.
Asimismo, el paso de La Piedad está muy vinculado al del Sepulcro, puesto que este conjunto escultórico e iconográfico ha aparecido en la historia del arte, generalmente, vinculado a entornos funerarios. El naturalismo de nuestro paso muestra con profundo sentimiento los dos temas claves de esta representación: la maternidad y la muerte. La Virgen se representa como protectora y muestra un dolor íntimo y contenido, mientras Cristo está tendido sobre la losa de la unción. Asimismo, la vestiduras de La Piedad en tonos oscuros anuncian el luto y tanto el manto como el trono de madera poseen decoraciones vegetales y florales, atributos esenciales de la Virgen. La corona que porta nuestra Piedad es el llamado círculo de estrellas o corona de la inmortalidad, que, además, suele representar la solidaridad y armonía que infunde María a los fieles.
No podemos terminar este breve repaso por la iconografía sin mencionar la composición de nuestro escudo. A la derecha encontramos la cruz con el manto sagrado (símbolo de muerte y resurrección de Cristo) que es, también, uno de los elementos esenciales del paso de La Piedad. A la izquierda la cruz de la orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, cuyos caballeros originarios fueron los encargados de proteger el Santo Sepulcro en el contexto de las Cruzadas a Tierra Santa. Por ello a esta cruz también se la llama Cruz de Jerusalén o Cruz de las Cruzadas. La Cruz central representa a Cristo, mientras que las cuatro menores se atribuyen a los cuatro evangelistas o los cuatro puntos cardinales (difusión del mensaje cristiano). Además, se cree que las cinco cruces hacen referencia a las cinco heridas que recibió Jesús en la cruz. La corona que cierra el escudo en la parte superior es la conocida como corona real, símbolo de autoridad y preeminencia.
Son muchos más los detalles que se descifran en nuestros pasos y enseres; símbolos y lecturas visuales que forman parte del culto. No podemos atender a todos en este breve recorrido, pero esperamos que se haya abierto el camino para que busquéis el resto de mensajes que encierra el patrimonio de nuestra Hermandad.
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